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BARRIO DE LOS HOTELES. PARQUE GARCÍA SANABRIA

El Barrio de los Hoteles forma un cuadrilátero irregular entre la Rambla de Santa Cruz y la calle Méndez Núñez, y las calles Robayna y Numancia, con centro en la plaza 25 de julio. En el siglo XIX conformó el ensanche de la ciudad, concebido como un conjunto residencial.

En esta zona de la capital se encuentran varios hoteles de la ciudad, como el Iberostar Grand Hotel Mencey, el Hotel Contemporáneo, el Hotel Taburiente, Hotel Príncipe Paz, Hotel Horizonte y la Pensión Casablanca, entre otros.

En este enclave se encuentran lugares importantes de Santa Cruz, tales como:

PARQUE GARCÍA SANABRIA

La primera plaza o paseo de que dispuso Santa Cruz fue la del Castillo, hoy llamada de la Candelaria, y cuentan los viajeros del siglo XVIII que también, a falta de mejor sitio, la explanada del pequeño espigón del muelle, pero eran sitios desangelados y sin sombra. También estaba el que fue origen de las actuales Ramblas, llamado Paseo de los Coches que, como indica su nombre, era más apropiado para el uso de carruajes. Posteriormente, surgieron la Alameda de Branciforte o de la Marina, el paseo de la Concordia –de corta vida-, y las plazas del Príncipe y Weyler, pero se echaba de menos la existencia de un verdadero parque público.

A finales del siglo XIX comenzó a tomar cuerpo esta aspiración, de la que comenzó a tratarse cada vez con más ahínco en la prensa y en el seno de la corporación municipal, siendo sus adalides el periodista Patricio Estévanez Murphy y el médico Diego Guigou y Costa, apoyados por sociedades locales como el Gabinete Instructivo y el Ateneo Tinerfeño. No obstante, hubo que esperar a la década de los años 20 de la pasada centuria, bajo la alcaldía de Santiago García Sanabria, para que se pudieran iniciar los primeros pasos encaminados a hacer realidad el viejo proyecto.

El 12 de diciembre de 1923 se firmó la escritura de compra de los terrenos, que eran un auténtico erial, y comenzaron los trabajos de explanación, trazado de los paseos y plantación de arbolado, obras a las que contribuyó el pueblo de Santa Cruz por medio de suscripciones y aportaciones voluntarias. En 1937, fallecido dos años antes el creador del primer parque municipal de la ciudad, el Ayuntamiento acordó ponerle su nombre, Parque García Sanabria, y erigir en su honor el monumento central del recinto, obra del insigne escultor Francisco Borges Salas, sobre proyecto del arquitecto Marrero Regalado.

Actualmente, el parque, que ha sido sometido a una profunda remodelación, se considera “la manzana verde” de Santa Cruz. Además del citado monumento central, en el que destaca la estatua de Borges dedicada a la Fecundidad, y el paseo principal que lo cruza de SE a NE, son dignos de mención los paseos de los Bambúes, de las Casuarinas, de las Pérgolas –con sus estatuas genovesas de las cuatro Estaciones-, el estanque grande, el de los nenúfares, la glorieta dedicada al Clima, el Reloj de Flores, y otros muchos rincones que se ofrecen al paseante que, sin prisas y placenteramente, se adentre por sus sendas.

El clima de Santa Cruz hace que la variedad botánica inserta en este parque sea extraordinaria, reuniendo más de 300 especies diferentes, originarias de todas las partes del planeta, algunas tan dispares como Sudáfrica, China, Méjico, América del Norte o del Sur, África Ecuatorial, Japón, Madagascar, India o Islas del Pacífico, sin olvidar la extensa muestra representativa de los endemismos canarios.

Aún nos ofrece más el Parque Municipal García Sanabria. Entre sus recoletos paseos se encuentran recuerdos escultóricos en homenaje a ilustres nombres de nuestras Letras, Artes o Sociedad, tales como el relieve dedicado al Dr. Matías Guigou y Costa, uno de los más decididos impulsores del parque y fundador en 1901 de un Hospital de Niños, así como el busto del poeta Diego Crosa -“Crosita”-, del también poeta y político Ramón Gil-Roldán y Ríos o del popular alcalde de Santa Cruz Emilio Calzadilla Dugour, uno de los más queridos por la ciudadanía. Asimismo, se han añadido un busto de Leonor Pérez, madre tinerfeña del cubano José Martí, y del general Leopoldo O’Donnell y Joris, el personaje nacido en Santa Cruz que más altos cargó ocupó en España.

Pero la mayor riqueza artística del Parque Municipal es la magnífica muestra de escultura moderna que se encuentra entre sus paseos y sendas, obras de artistas de renombre internacional, que han quedado como testigos de la “I Exposición Internacional de Esculturas en la Calle”, celebrada en la ciudad a finales de 1973, y de una segunda muestra que se llevó a cabo en 1994, arte que se complementa con las numerosas obras que se encuentran a lo largo de las cercanas Ramblas y otros lugares de la trama urbana. Esta extensa colección engalana Santa Cruz de Tenerife con obras de artistas, como Cubells, Subirachs, Paolozzi, Soto, Henry Moore, Miró, Óscar Domínguez, Claude Viseux, Macken, Torner y otros.

PLAZA DE LOS PATOS

Próximo al Parque se encuentra la Plaza de los Patos, uno de los más populares enclaves ciudadanos, situado en la intersección de la Avenida Veinticinco de Julio con la calle Viera y Clavijo, en el corazón del Barrio de los Hoteles. Su denominación oficial, coincidente con el de la avenida arbolada que la cruza, no ha podido con el nombre popular por el que se conoce a la misma –cuando hace muchos años era un terroso espacio- y por tanto se la sigue hoy conociendo como Plaza de los Patos, dado que se mantenían en un pequeño estanque que allí existió.

La calle o avenida del Veinticinco de Julio –fecha en que se rechazó el intento británico de invasión encabezado por el contralmirante Horacio Nelson- tiene su origen en 1897, cuando el alcalde Pedro Schwartz Mattos propuso su apertura desde la plaza Weyler hacia el Norte. En 1903 esta vía sólo llegaba hasta la calle Robayna, o sea, que apenas había alcanzado los cien metros de longitud, y no fue hasta dos años después cuando puede decirse que llegó hasta el cruce con Viera y Clavijo. Cuando en 1906 el rey Alfonso XIII visitó la ciudad, la plaza continuaba siendo de tierra y en ella, con gran solemnidad, su majestad colocó la primera piedra de lo que iba a ser un monumento en honor del ilustre hijo de esta ciudad general Leopoldo O´Donnell y Joris, duque de Tetuán.

El monumento nunca llegó a materializarse, pero aquel lugar, que en los documentos municipales de la época se le denominaba plaza circular, fue entonces bautizado por el pueblo como la “Piedra del Rey” y así se le conoció durante muchos años. Fue a partir de aquellas fechas cuando comenzó a dotársele de arbolado y se procedió a su pavimentación con adoquines.

En los años siguientes, la plaza continuó siendo un lugar bastante olvidado por los responsables municipales, pues también se proyectó en 1912 la construcción de un monumento dedicado a la Gesta del 25 de Julio de 1797 que nunca llegó a realizarse. Pero, al menos, ya se circulaba por ella, pues este mismo año fue escenario de la primera reclamación hecha al Ayuntamiento por un accidente de tráfico por culpa de una tubería de hierro mal instalada en el pavimento de la calle, que causó daños al carruaje-automóvil de un particular.

Siguiendo un proyecto de Antonio Pintor y Ocete, y siempre con medios limitados, la plaza comenzó a tomar forma entre los años 1913 y 1917. Se realizó el ajardinado y se sustituyeron los adoquines por piso de cemento, se le dotó de un pequeño estanque con patos en el que la estatua de un niño sostenía la taza de la fuente, que posteriormente fue sustituido por una pirámide de piedras volcánicas rematada por la figura de una garza. A todo ello contribuyó, hacia 1917, la Junta de Fomento del Turismo, junto con la denominada Junta de Fomento del Barrio de los Hoteles.

En la década de los veinte fue cuando adquirió su actual aspecto, gracias a la iniciativa de los vecinos del barrio, que con suscripciones, rifas y festejos reunieron los fondos necesarios para hacer una réplica de la Plaza de las Ranas del sevillano Parque de María Luisa, con la colaboración de firmas comerciales que donaron los bancos de azulejos.

Antes de abandonar este lugar, hay que detenerse en algunos de los edificios que lo contornan y que colaboran a dar su especial carácter a la zona y a darnos idea de lo que aquel espacio urbano fue en sus orígenes. Tal vez sea el más llamativo, por su tipología arquitectónica tan distante de la de nuestro entorno, la iglesia anglicana –hoy católica bajo la advocación de San Jorge- levantada por la colonia británica, de la que se puso la primera piedra conmemorando los sesenta años de la subida al trono de la Reina Victoria, aunque no fue consagrada hasta 1905. Rodeada de un pequeño jardín, forma desde entonces parte del paisaje urbano de la zona. El palacete Martí Dehesa, claro exponente de mansión modernista de la alta burguesía y que ha llegado a ser sede de la Presidencia del Gobierno Autónomo, la casa de la antigua Farmacia Castelo y el edificio Roma. Lamentablemente se han perdido otros edificios singulares que completaban y prestaban su carácter original a aquel recinto urbano.

AYUNTAMIENTO

Hasta 1813 el Ayuntamiento de Santa Cruz no tuvo sede oficial y las juntas municipales se celebraban en las casas de habitación del alcalde, que según se expresa en las actas hacen las veces de casas consistoriales. En este año se alquiló un inmueble en la Plaza de la Constitución -hoy de la Candelaria-, en la calle San Francisco esquina a la del Castillo. Posteriormente, en 1822, como consecuencia de la primera desamortización, el Ayuntamiento logró instalarse provisionalmente en el antiguo convento franciscano de San Pedro de Alcántara, hasta que al volver los frailes a ocuparlo pasó a otra casa alquilada de la Plaza de la Iglesia, la cual todavía se conserva. La historia volvió a repetirse en 1836, también provisionalmente, y las gestiones para que la cesión del ex convento fuera definitiva se prolongaron durante años y no llegó a hacerse efectiva hasta 1900.

Por otra parte, con el paso del tiempo se hacía patente la necesidad acuciante de dotar a los Juzgados de una sede digna que reuniera las necesarias condiciones, despachos, sala de audiencias y demás dependencias propias de su actividad, hasta que al saberse que el Ministerio estudiaba establecer una Sala de lo Criminal en la capital, el Ayuntamiento se apresuró a ofrecer locales y mobiliario. En 1894 se adquirió el solar en la calle Méndez Núñez esquina a Santa Rita –hoy Viera y Clavijo- y se encargaron los planos al arquitecto municipal Antonio Pintor y Ocete.

El solar costó, incluyendo dos ampliaciones posteriores, 5.134 de las antiguas pesetas y las obras se subastaron en 1899 por 158.040 pesetas, presupuesto inicial que resultaría ampliamente rebasado al introducirse mejoras, tanto constructivas como decorativas. Por tanto, el origen de las actuales Casas Consistoriales fue la construcción de un Palacio de Justicia, puesto que la sede municipal se había pensado construir en el terreno que resultaría del derribo del antiguo convento de San Francisco.

En 1904, sin haberse terminado, la corporación se mudó al nuevo edificio y comenzó a celebrar en él sus sesiones en una sala de la planta baja habilitada para ello, pues el salón principal era todavía un espacio en obras, mientras que la Audiencia se instaló en el piso alto. Los elementos decorativos de la pieza más importante, el salón de plenos, fueron contratados con el artista Francisco Granados Calderón, los lienzos de la escocia del techo son obra de Martínez Abades y el motivo principal del techo, “La Verdad venciendo al Error”, se debe al más famoso pintor canario de la época, Manuel González Méndez. Las vidrieras principales y las claraboyas, instaladas en 1908, fueron realizadas por la firma Eudaldo R. Amigó y Cía., de Barcelona, que también suministró los cristales de las puertas y ventanas superiores. Los dieciséis fanales y las arañas de luz fueron importados de Alemania.

En la fachada destacan el frontón, realizado en piedra artificial por Arturo López de Vergara sobre boceto de Eduardo Tarquis y Teodomiro Robayna, y las puertas de acceso al edificio, obra del taller de José Ruiz de acuerdo con bocetos del propio arquitecto municipal Antonio Pintor, también autor del diseño de la balaustrada de la escalera principal.

En este edificio, además de las dependencias municipales y judiciales, estuvieron instaladas la Escuela de Comercio y la de Náutica en sus momentos iniciales, así como un Observatorio Meteorológico municipal, anteriormente instalado en un patio del ex convento de San Francisco y único existente hasta la construcción por el Cabildo del edificio de la calle San Sebastián y la creación del Instituto Nacional de Meteorología.

Con la construcción en tiempos de la oligarquía del edificio para Gobierno Civil el Ayuntamiento perdió la posibilidad de contar con una plaza frontera. Hoy sólo aloja la Alcaldía y las dependencias de los grupos políticos que forman la Corporación, mientras que las oficinas administrativas y de gestión se encuentran repartidas por otros puntos de la ciudad.

LOGIA MASÓNICA

La influencia de la masonería en Canarias, y concretamente en Tenerife, durante el siglo XIX es indiscutible, como lo demuestra la activa presencia de logias, publicaciones y sociedades, especialmente en el último cuarto del siglo. En Santa Cruz muchos de los miembros de la burguesía profesional y comercial pertenecían o eran simpatizantes de los principios que inspiraban estas asociaciones y, con el liberalismo y tolerancia que caracterizaba a aquella sociedad, se participaba en ellas con la misma naturalidad que se hacía en las sociedades literarias o de recreo de la época.

Tal vez fuera ésta la razón de que, al contrario de lo que ocurría en otras latitudes en las que el oscurantismo y el disimulo presidían esta clase de sociedades, en Santa Cruz se alzara este llamativo templo sin ocultación, y a la vista de todos, único ejemplo en España y tal vez en Europa que se alza en la calle San Lucas.

Fue construido por la Logia Añaza, creada en 1895, con planos del arquitecto Manuel de Cámara y Cruz y casi estuvo terminado hacia 1904, a falta del revestimiento de la fachada, que no se pudo hacer por no disponerse de fondos hasta 1921. La fachada historicista, auténtico compendio de simbología masónica, fue modificada a última hora sobre el proyecto de Cámara por el que era entonces arquitecto municipal Otilio Arroyo Herrera, quedando los elementos escultóricos y ornamentales a cargo del escultor Guzmán Compañ Zamorano, ambos tinerfeños y miembros de la misma Logia Añaza.

En este templo masónico destacan las columnas de orden gigante con capiteles palmiformes, el remate del frontón, los boceles de áspides y las parejas de esfinges que montan guardia a la entrada. Su interior responde a la tipología de templo con una amplia Sala de Tenidas, cuyo techo estaba originalmente decorado con simbología relativa al día y la noche, la Sala de Banquetes en el piso superior y la subterránea Cámara de Reflexiones.

En 1936, suprimida y condenada la masonería por el sistema político implantado, el edificio fue incautado y cedido a la Falange, que lo abrió al público durante un cierto tiempo previo pago de entrada. Posteriormente, pasó a manos del Ejército y albergó la Óptica Militar y el Depósito de Farmacia y, más recientemente, ha sido adquirido por el Ayuntamiento, sin que todavía esté claro el uso futuro.

Aunque precisa de una profunda restauración, reúne las condiciones necesarias para albergar el emplazamiento ideal de un Foro de Debate Social, en el que tuvieran cabida todas las ideologías.

CíRCULO DE AMISTAD XII DE ENERO

En 1868, al fusionarse El Recreo, sociedad instructiva de Artesanos, con La Aurora, sociedad de Amigos de la Juventud, surge el Círculo de Amistad, un importante foro cultural de la ciudad, situado en la plaza de la Iglesia nº 12, que disponía de teatro, sala de lectura y salón de baile. Al unirse con la Sociedad XII de Enero, en 1903, adoptó el actual nombre con el que hoy se le conoce, comenzando a construir su definitiva Sede, en la calle Ruíz de Padrón, que es hoy un magnifico inmueble de estilo francés.

Con una espectacular fachada fue inaugurado el 31 de diciembre de 1919, celebrando con júbilo la entrada de los felices años veinte y la finalización de la I Guerra Mundial.

La obra escultórica de la fachada, comenzada en 1908 por Teodomiro Robayna, contó con la ayuda de Eduardo Tarquis quién, en el verano de 1924 todavía continuaba modelando los grandes grifos que flanquean la alegoría principal.

El patio principal se cubrió con cristal en 1927 y, un año más tarde, la gran escalera imperial de acceso al salón de baile se recubrió con mármol de carrara. Por fin, en 1928, el nuevo edificio cubría todas las necesidades de la Sociedad, que cuenta con más de 8.900 socios.

Con el fin de lograr la uniformidad del edificio, a lo largo de los años se han realizado diversas obras; en 1934, el arquitecto José E. Marrero Regalado, llevó a cabo su remodelación, logrando un sólo inmueble, con entrada por la calle Ruiz de Padrón. En 1958, el arquitecto Tomás Machado y Méndez Fernández de Lugo realizó obras de reformas y ampliación. En 1963 se inauguró una terraza de verano y, en 1967, un teatro para 500 personas.

El edificio, declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento, el 19 de Junio de 2008, está formado por tres plantas con amplia fachada de composición simétrica, más otra planta que forman los torreones que sobresalen en los extremos, con buhardilla y cubiertas en mansardas, los cuales limitan una terraza central, transitable en un volumen retranqueado. La morfología de las cubiertas de los torreones que simulan amplios casquetes recubiertos de escamas es muy original.

La planta baja muestra un sutil almohadillado, mientras que en la superior se acentúan los elementos decorativos en los que sobresalen balcones abalaustrados que soportan catorce candelabros de metal de hierro fundido, realizados en Sevilla, y decoración en relieve con querubines, cariátides, telamones, etc.

MUSEO DE BELLAS ARTES Y BIBLIOTECA MUNICIPALES

La primera vez que se planteó la idea de establecer una biblioteca pública en Santa Cruz data del año 1863, pero hasta 1881 no se decidió hacerlo en una sala del antiguo convento franciscano de San Pedro de Alcántara, que anteriormente había servido de depósito de cadáveres. Estos fueron los inicios de lo que después de numerosos intentos e inconvenientes se vino a cristalizar años más tarde tras reunir una serie de aportaciones, tanto de entidades como de particulares, tales como la Institución de Segunda Enseñanza, la antigua Sociedad Económica de Amigos del País de Santa Cruz y la adquisición de algún archivo o la donación al municipio de bibliotecas privadas. Así, con estos primeros fondos, en abril de 1888 se inauguró la Biblioteca Pública Municipal.

En cuanto al Museo de Bellas Artes, sus inicios se remontan a 1899, cuando dos ciudadanos entusiastas del arte, Pedro Tarquis y Teodomiro Robayna, que habían formado por su cuenta una colección, pidieron al Ayuntamiento algún tipo de ayuda o subvención que permitiera su mantenimiento y ampliación. De esta forma, el embrionario museo de pinturas quedó anexo a la Academia Municipal de Dibujo y pudo inaugurarse oficialmente en 1901. Dos años después (1903) Tarquis sería nombrado director honorario y Robayna director-conservador efectivo.

Ambas instituciones tuvieron su asiento en el antiguo convento, cuyo espacio compartían con las casas consistoriales, escuelas, cárcel y, en distintas épocas, juzgado, de Primera Instancia, Diputación provincial, y hasta acuertelamiento del Batallón de Canarias, en una propiedad que, a partir de la desamortización de 1821, seguía siendo del Estado.

Como consecuencia de tan dispares usos, el edificio se había deteriorado hasta extremos intolerables, pero sobre las pocas obras de reparación que podían hacerse, las más imprescindibles, siempre pesaba el hecho de que se trataba de inversiones en un patrimonio ajeno al municipio hasta que en 1900 el Ayuntamiento recibió la total propiedad el inmueble.

A partir de entonces, los proyectos se sucedieron, basados en la demolición del antiguo convento, para realizar sobre el solar la construcción de un nuevo edificio que en principio se pensó diera cabida a casas consistoriales, museo y biblioteca, puesto que para Audiencia y juzgados ya se había comenzado a levantar otro de nueva planta en la calle Viera y Clavijo esquina a Méndez Núñez, que al final ha resultado ser la sede del Ayuntamiento.

Nada se hizo durante el primer cuarto del siglo XX, hasta que contando con un crédito concedido por el Cabildo Insular en 1925 para que el Ayuntamiento dotara de una sede digna a todo lo relacionado con la administración de Justicia, se convocó un concurso de anteproyectos al que sólo concurrió el arquitecto Eladio Laredo Carranza, asociado con el ingeniero Rafael Villa.

Se produjo una gran polémica sobre lo que debía hacerse, pues en realidad se trataba de concebir un edificio multiusos, en el que debía tener cabida audiencia, juzgados, viviendas, museo, biblioteca, parque de bomberos y hasta Casa de Socorro. El concurso no se había fallado y Laredo, que había sido nombrado arquitecto municipal en 1928, fue el encargado de dirigir el proyecto como jefe de la oficina técnica, cuya ejecución se sacó a subasta en abril del año siguiente.

Las relaciones del director de la obra con el contratista Roque Montesdeoca Jiménez fueron difíciles y polémicas por las muchas variaciones que se iban introduciendo sobre la marcha. El edificio, al que quedó incorporada la torre del antiguo convento, único elemento que se respetó junto con su iglesia, no se vino a terminar hasta 1933 y, a pesar de los esfuerzos realizados, el resultado final no fue el idóneo teniendo en cuenta las instalaciones que debía albergar.

Las dependencias de la Audiencia Provincial, a pesar de que ya se cuenta con un moderno Palacio de Justicia en la zona sur de ensanche de la capital, siguen ocupando un espacio que reclama urgentemente la necesaria ampliación que se impone para el Museo de Bellas Artes. No obstante, es visita obligada en la que pueden admirarse notables obras, especialmente del siglo XIX, además de un importante fondo cedido por el Museo del Prado, desde Sorolla y Ferrant en pintura, hasta Benlliure y Querol en escultura. Pero, lógicamente, la mayor y más completa representación corresponde a pintores y escultores canarios, lo que permite apreciar y estudiar con todo detalle la obra de los artistas locales, algunos de muy apreciable mérito.

En cuanto a la Biblioteca, con un fondo superior a los 162.000 volúmenes –de los que casi 14.000 son anteriores al siglo XX- se desenvuelve en habitáculos y compartimentos poco apropiados para los usuarios, lo que ha llevado a que se esté procediendo a su integración en la Biblioteca Insular Alejandro Cioranescu, con sede en el edificio Tenerife Espacio de las Artes (TEA) con todas las condiciones necesarias para cumplir con su cometido.

HOTELES

Hotel Mencey

El Iberostar Gran Hotel Mencey, situado en la calle Doctor José Navieras, 38, frente al parque Municipal García Sanabria, fue inaugurado en 1950. Durante estos años ha sido el establecimiento hotelero más emblemático de Santa Cruz, pues en él se han hospedado personalidades de todo el mundo: reyes, aristócratas, premios nobel, artistas, científicos, deportistas, toreros, cantantes, etc.

Hotel Contemporáneo

El Hotel Barceló Santa Cruz Contemporáneo, situado en la Rambla de Santa Cruz, nº 116, esquina con la calle Doctor Guigou, abrió sus puertas en 1990. Una imagen renovada y vanguardista para huéspedes que buscan comodidad y elegancia.

Hotel Taburiente

El hotel Taburiente fue fundado en 1966 y está ubicado en la calle Dr. Jose Naveiras. Dispone de 173 habitaciones más salones de congresos. Su cercanía al Parque García Sanabria hacen de este establecimiento un lugar ideal para el viajero.

Hotel Príncipe Paz

Este hotel está ubicado en la calle de Valentín Sanz, 33. Situado en pleno casco histórico y en el centro comercial, político y financiero de Santa Cruz de Tenerife. Fue inaugurado en 1991 y dispone de 80 habitaciones.

Hotel Horizonte

Renovado en 2012, el hotel se encuentra en la calle de Sta. Rosa de Lima, nº11. Cuenta con un total de 45 habitaciones.

Hotel Colón Rambla

El Hotel Colón Rambla, en la calle Viera y Clavijo, esquina Rambla de Santa Cruz, fie construido en 1973 y reformado en 2009.

Pensión Casablanca

Este hospedaje aporta más de 40 años de experiencia en el servicio de hospedaje. La pensión se encuentra en la calle Viera y Clavijo.

Pensión Cejas

Ubicada en la calle San Francisco, 47, este hospedaje se enclavada en un edificio emblemático de estilo colonial, en pleno centro de la capital, con jardines interiores. Está regido por la misma familia desde 1950.

 

COMPRAS:
Con una media de 21 grados centígrados durante todo el año, Santa Cruz ofrece la posibilidad de comprar en la mayor zona comercial abierta de la isla. Comercio cercano y grandes marcas se mezclan en un entorno al aire libre donde vecinos y visitantes hacen de comprar, una experiencia única. Cuenta con una significativa variedad de tiendas, cafeterías, bares y restaurantes para pasar un agradable día de compras y de ocio. En la ciudad están presentes las mejores boutiques y marcas internacionales donde las últimas tendencias se exponen en sus escaparates. En sus calles comerciales conviven grandes almacenes y galerías comerciales con el comercio tradicional en donde destaca el trato personalizado y la calidad de sus productos. Todo ello en un entorno agradable y cercano, que invita al paseo y a visitar la ciudad a través de sus parques, plazas y jardines y a sentarse a “tomar algo” en alguna de sus muchas terrazas.

La cercanía de los comercios y restaurantes entre sí hacen de la visita a Santa Cruz una experiencia única, además de contar la ciudad con fáciles accesos dotados con suficientes plazas de aparcamientos y servicios de transporte público: tranvía, guagua y taxi.

Le proponemos conocer la ciudad a través de algunas de las siguientes rutas comerciales:

Ruta  Centro 1: Calle Pérez Galdós, calle Viera y Clavijo, calle Méndez Núñez, calle Pi y Margall, calle Suárez Guerra, calle El Pilar, Centro Comercial Parque Bulevar, calle La Rosa y calles próximas. Disfruta de una experiencia de compras, en la que podrá encontrar todo tipo de tiendas de ropa, complementos, calzado, joyas, relojes, perfumes…La ruta se caracteriza por concentrar gran cantidad de boutiques y ropa de firma, con una atención exquisita y una variada oferta de prendas únicas.

Ruta Centro 2: Plaza de La Candelaria, calle Castillo, calle Imeldo Serís, Calle Valentín Sanz, Calle Bethencourt Alfonso y calles próximas. En pleno centro de la ciudad encontrarás la calle Castillo, área tradicionalmente comercial en la que destacan todo tipo de franquicias internacionales y cadenas comerciales de moda. La ruta se extiende alrededor de esta calle, que nace en la Plaza de Candelaria y llega a la plaza de Weyler.

Ruta Ramblas: Plaza Weyler, Rambla Pulido, Rambla de Santa Cruz y calles próximas. Esta Ruta se caracteriza por que la actividad comercial se localiza en torno a dos Ramblas: Rambla de Santa Cruz y Rambla de Pulido. Podrá encontrar una variada oferta comercial caracterizada por el trato amable y la calidad de los productos. En la Rambla de Santa Cruz se encuentran la exposición de esculturas en la calle haciendo la experiencia de las compras más agradables.

Ruta Centros Comerciales: Esta ruta se caracteriza por la presencia de grandes superficies y centros comerciales alrededor de los cuales se pueden encontrar un amplio conjunto de tiendas y restaurantes para todos los gustos. Tiene como ejes principales las Avenidas Tres de Mayo y Manuel Hermoso Rojas, Calle Álvaro Rodríguez López, Calle Aurea Díaz Flores, Avenida La Salle y calles próximas. En la ruta se puede disfrutar de una importante oferta de ocio tanto en el interior de los centros comerciales (cines, restaurantes, servicios personales) como en el exterior (Auditorio de Tenerife Adán Martín, Recinto Ferial de Tenerife, Parque Marítimo César Manrique y Palmetum).

Ruta Mercado: La Recova, Rambla Azul, centro comercial de la Recova y el Rastro de Santa Cruz (solo los domingos). En esta ruta se puede visitar una de las zonas con mayor actividad comercial de Santa Cruz. Su núcleo central lo constituye el Mercado de Santa Cruz de Tenerife, La Recova, abierta desde 1944 y heredera de la Recova vieja, que se remonta al siglo XIX. En La Recova podrá encontrar los alimentos más frescos de Canarias y de todo el mundo. Está especializada en frutas y verduras, carnes y pescados, aunque en ella puede adquirir todo tipo de alimentos, así como productos típicos.

El edificio, donde se encuentra La Recova, es de estilo neocolonial y está dispuesto en 2 grandes plantas, con patios abiertos agradables para el paseo y para deleitarse admirando la gran variedad de alimentos frescos a la venta. También dispone de cafetería con terraza para descansar y degustar bebidas y comidas de todo tipo. El horario del Mercado Nuestra Señora de África es de lunes a sábado de 06:00 a 14:00 horas y domingos de 07:00 a 14:00 horas.

Junto al mercado se encuentra la Rambla Azul cuyo horario es de lunes a domingo de 09:00 a 14:00 horas y el Centro Comercial con más de 40 tiendas y cafeterías, y cuyo horario es de lunes a sábado de 09:00 a 21:00 horas y domingo de 09:00 a 15:00 horas.

El Rastro de Santa Cruz es un mercadillo que se celebra los domingos por la mañana en la Avenida José Manuel Guimerá y en torno de la Recova, prolongándose hasta la Calle Bravo Murillo. En éste se puede encontrar variedad de artículos, antigüedades, prendas y complementos de primera y segunda mano en un ambiente festivo y familiar.

 

GASTRONOMÍA:
Como corazón de Tenerife, Santa Cruz alberga una amplia oferta gastronómica. Todas las partes del mundo estén representadas en el municipio. Un lugar en el que el sector gastronómico ha experimentado un crecimiento notable en los últimos años y que está caracterizado por una zona metropolitana que alberga ya dos estrellas de la prestigiosa Guía Michelin.

La gastronomía de un pueblo es sin duda, seña de su identidad e idiosincrasia. En este sentido, las Islas Canarias pueden presumir de una cocina sencilla y original, tanto en la elección de los ingredientes como en los procesos de elaboración de sus platos, basada en la herencia guanche y con una clara influencia española.

Sin embargo, a pesar de su sencillez, la cocina tradicional canaria es auténtica y rica en sabores que le otorgan una personalidad propia, a lo cual han contribuido el clima del archipiélago y la utilización de los productos cercanos del mar y la tierra.

Entre los ingredientes de la cocina tradicional canaria, son de reconocido protagonismo, productos del mar tales como los pescados y moluscos, siendo los más destacados la vieja, pescado blanco de sabor suave, el choco, una especie de calamar de mayor tamaño, o el cherne, pescado que se consume en salazón o cazuela.

De la tierra, la batata y la papa, siendo ésta última famosa en su versión “papas arrugadas” (papas hervidas con su cáscara), son indiscutibles acompañantes de carnes y pescados. Productos de la huerta como el tomate, la cebolla, el ajo, el pimiento y la pimienta, la calabaza y el calabacín o “bubango”, los berros, el cilantro y el perejil, tienen aplicación en potajes, pucheros, y en la preparación de la famosa salsa canaria “el mojo”, en sus dos versiones, verde (de cilantro) o “colorado” (mojo picón).

Respecto a las carnes, destaca la elaboración de platos basados en el cerdo, el conejo y el cabrito, preparados como guisos en salsa, fritos o asados.

La leche de cabra es el ingrediente básico de los quesos canarios, que se consumen frescos, semicurados o curados e incluso ahumados.

Pero hay un producto de la cocina canaria, derivado de cereales como el maíz, el trigo o la cebada, que se ha consolidado como “símbolo” de la cultura gastronómica de las islas, hablamos del “Gofio” (molienda fina y tostada de estos cereales), que tiene múltiples aplicaciones culinarias, pues el gofio ha sido el “pan de los canarios” amasado con agua y sin cocción, se consume “revuelto” con caldos (escaldón) o potajes, e incluso mezclado con miel y almendras, a modo de postre. Su consumo está tan generalizado, que, en muchos hogares, se estila “desayunar” mezclando el gofio con leche y azúcar. Otros productos, complemento de la gastronomía de las Islas Canarias son los caldos o vinos canarios, de los cuales Tenerife es ejemplo. La isla se divide en cinco regiones o comarcas vinícolas, estando Santa Cruz de Tenerife enmarcada dentro de la Comarca Tacoronte- Acentejo.

Una de las tendencias que más auge está alcanzando en los últimos años, ha sido la diversificación de la cocina tradicional dando lugar a una nueva rama más creativa y contemporánea, llamada “Cocina de Autor”, que si bien conserva su base en el uso de productos tradicionales, innova a través de la introducción de nuevos y exóticos ingredientes, muchos de ellos foráneos, mezcla de sabores que aportan originalidad a la receta y hace énfasis en la presentación de los platos, convirtiéndose éstos en creaciones artísticas de los expertos cocineros.

El sector de la restauración del municipio de Santa Cruz de Tenerife lo tiene “todo”. El visitante puede encontrar lo mejor de la cocina tradicional presente, mayoritariamente, en los restaurantes o “guachinches” de la zona de Anaga, y en el resto de la ciudad, se pueden encontrar establecimientos que ofrecen desde cocina tradicional canaria y exquisita cocina de autor o creativa, hasta una amplia oferta de gastronomía regional española, tascas de “tapeo” y gran variedad de restaurantes de cocina internacional.